El todopoderoso Google literalmente nos obligó a aprender a escribir textos online pensando en el SEO, para que acaben posicionándose mejor en las búsquedas.
Estos denominados textos SEO, en realidad no son más que artículos comunes y corrientes solo que, con una buena optimización que tiene en cuenta la elección y densidad de las palabras clave, los títulos, etc.
Pero, a día de hoy esto no es suficiente…
¿Qué pasa con las personas que leen estos textos online? ¿Ellos se sentirán seducidos por nuestra narración digital si solo pensamos en el SEO?
Siendo honesto contigo tengo que reconocer que si respeto al 100% un texto enfocado para el SEO, como se hacía hasta hace no mucho tiempo, lo más probable es que ahora te parezca medio forzado o robotizado.
Por otro lado, si me preocupo solamente por escribir de una manera lo más seductora posible para atraer tu atención, quizás corra el riesgo de que con el tiempo ese artículo en concreto quede olvidado en el baúl de los recuerdos por falta de posicionamiento y tráfico web.
Entonces, ¿por qué no escribir textos SEO optimizados para Google y que, a su vez, atrapen la atención del lector?
Es decir, la clave está en buscar un entente cordiale.
Mejor aún, un pseudo-equilibrio entre ambas fórmulas levemente orientado hacia el usuario.
Teniendo en cuenta a Google, pero escribiendo textos digitales más pensados para humanos, conseguiremos conquistar a los dos principales protagonistas de esta historia de amor que ha de perdurar a largo plazo.
Pensando en esto último, en cautivar a mi audiencia y a Google, es que en este 28º guest post cuento nuevamente con la colaboración de Tere Rodríguez (que es una de mis copywriters favoritas).
Tere nos ha preparado un extenso y muy interesante post que sin duda servirá como inspiración para todos aquellos que estamos buscando cada día poder escribir textos que seduzcan tanto al todopoderoso Google como a lectores humanos por igual.
¡Doy por hecho que lo van a disfrutar!
¿Cómo escribir textos digitales que cautiven a humanos y a Google por igual?
Lo que te voy a contar te parecerá algo irrelevante.
Supongo que te preguntarás que a dónde voy con ello.
Que qué tienen que ver los experimentos que describo con la redacción de textos digitales y Google.
Pero te prometo que tiene su qué, y te lo cuento en breve.
Ahí va:
Demostrado: nuestro cerebro interfiere con nuestros sentidos.
Nuestros sentidos no nos ofrecen una visión estricta de la realidad, sino que están afectados por lo que ocurre en nuestra mente.
Para que lo veas más claro:
Los niños que han crecido en un ambiente de escasez creen que una moneda cualquiera es mucho más grande de lo que es en realidad.
Si estamos hambrientos y vemos una imagen de comida o bien en la televisión o bien en un catálogo publicitario, tendemos a percibirla mucho más brillante de lo que es.
¿Te ha pasado alguna vez?
Un estudio llevado a cabo en el 2012, puso a prueba esta interesante hipótesis que tanto intriga a los psicólogos desde hace décadas.
Rémi Radel, un psicólogo de la Universidad de Sophia-Antipolis, alistó a un grupo de 42 estudiantes y les pidió que llegasen al laboratorio sin haber comido nada durante al menos 3 ó 4 horas.
Al llegar, se les comentaba a los estudiantes que había un pequeño retraso.
A la mitad se les instruía que volviesen en 10 minutos, y que no habría tiempo para comer.
A la otra mitad, se les daba una hora para ir a comer antes de iniciar la prueba.
Durante el experimento, todos tenían que fijarse en una pantalla de ordenador en la que aparecían 80 palabras a aproximadamente 1/300 de segundo, una velocidad demasiado rápida para que los participantes pudieran leerlas.
El tamaño de las letras bordeaba el umbral del tamaño que una persona puede percibir conscientemente.
Algo así:
Una cuarta parte de las palabras estaban relacionadas con todo tipo de alimentos.
Después de cada palabra, se les preguntaba que indicasen el nivel de brillantez de la palabra, y se les pedía que escogiesen las dos palabras que habían visto: si una palabra relacionada con alimentos como “Pastel” o una palabra neutral como “Barco”.
¿El resultado? (Y se acerca por fin la conclusión a la que te quería llevar)…
Pues que los estudiantes hambrientos veían las palabras relacionadas con los alimentos de manera más brillante y conseguían identificar mucho mejor las palabras relacionadas con todo tipo de comida.
Increíble, ¿no?
¿Y por qué te interesa a ti este extraño experimento, el lector que quiere saber cómo redactar contenido digital que seduzca a los seres humanos y no solo a los robots de Google?
Porque Radel nos confirma con su estudio que las personas (tus clientes potenciales) somos capaces de distinguir de manera instintiva entre lo que necesitamos en un momento dado y lo que no, sin tener que depender de procesos mentales demasiado complicados.
¿Y?
¡Casi nada!
Y es que como bien sabes, el lector digital en realidad normalmente no lee, simplemente escanea.
Y como bien sabes también lo hace en forma de F en tan solo 10 ó 20 segundos (dependiendo de a quien le hagas caso).
El Famoso Modelo “F”
Propuesto en su día por Jakob Nielsen, el laureado académico danés conocido como “el rey de la usabilidad”, el Modelo F nos demuestra que el 79% de los lectores de un texto digital empiezan a leer por la parte superior de izquierda a derecha, para seguir algo más debajo de izquierda a derecha y finalmente descender un poco más.
Es decir, que la mirada del lector forma una letra F, como estas:
Solo el 16% de nuestros tus lectores leen una página palabra por palabra.
El resto se limita al formato F.
Y aunque con la tecnología móvil, la manera como escaneamos está cambiando (y ahora, tal y como demuestra la agencia Briggsby, nos centramos en mirar el centro de la pantalla móvil), la gente sigue sin ser capaz de centrar su atención en cada una de las palabras que escribimos con todo nuestro cariño en una web.
Porque ahora, en vez de leer textos en nuestros ratitos de inactividad, como lo hacían nuestros padres, “consumimos contenido” constantemente.
Leemos, escuchamos, buscamos, compartimos, nos suscribimos, desde la cama, en el autobús, entre recados, incluso mientras trabajamos, o cuando hacemos ejercicio.
Somos los reyes del multitasking y no tenemos tiempo para leer.
Así que escaneamos.
Por lo tanto, tu siguiente objetivo como copywriter/escritor/empresario/multitasker, etc. es redactar textos que el lector perciba como necesario en tan solo 10 segundos.
¿Complicado?
Solo un poco.
Sigue leyendo.
“Satisfycing”: O cómo escribir para el usuario que siempre va con prisas
Otro estudio afirma que excepto en casos cuando necesitamos información que vaya a cambiar el rumbo de nuestras vidas (en momentos de crisis existencial), la mayoría de nosotros nos conformamos con respuestas que sean “good enough” y que satisfagan nuestras necesidades esenciales aunque sea de manera superficial.
Es lo que los psicólogos llaman “satisficing”.
Si investigar de manera infinita no nos representase ningún coste, seguramente buscaríamos hasta encontrar la respuesta perfecta.
Pero, cada paso que tomamos al efectuar una búsqueda en Internet es una inversión de nuestro tiempo.
Cada segundo cuenta.
Y por lo tanto, inconscientemente tenemos que encontrar un equilibrio entre el coste y el beneficio adicional que nos supondría localizar una respuesta aún mejor.
Por eso optamos por “satisfice”.
Nos conformamos con algo que se acerca a lo que buscamos.
¿Escribir textos online para humanos o escribir textos SEO para motores de búsqueda?
Hasta aquí los estudios.
¿Qué hemos aprendido de ellos?
Que para seducir al lector humano tenemos que redactar textos que este:
- Perciba como necesarios.
- Perciba como necesarios en tan solo 10 segundos.
- Perciba como “good enough” y relevante en cuanto los escanee.
Ahora, paremos a pensar un momento.
¿No crees que en realidad esas tres condiciones difieren poco de la manera como Google efectúa sus búsquedas?
Al fin y al cabo, Google está intentando ponerse cada vez más en la experiencia del usuario, y está dando mayor prioridad a textos informativos, con autoridad, que sean útiles al usuario, que vengan recomendados por otros expertos en el tema…
Justo lo que el lector humano busca, ¿no?
Entonces, hoy, mi propuesta es que si quieres escribir textos que te sitúen en buena posición en los rankings de Google, tienes que escribir textos que seduzcan a tu lector humano.
Por encima de todo.
Y Google lo apreciará.
¿Y las palabras clave?
Sí, las famosísimas palabras clave.
¡No las olvides!
Pero piensa que un texto en el que hables sobre “cómo redactar textos digitales que cautiven a humanos y a Google” vas a incluir palabras clave relacionadas con el tema que propones, incluso sin darte cuenta.
La inclusión de tus palabras claves tiene que ser algo orgánico y natural.
Tienes que encontrar un equilibrio zen (casi) entre el texto escrito para una máquina y el texto escrito para un humano.
¿Cómo?
¡Por fin!
La pregunta que tanto esperabas.
Aquí tienes la respuesta.
¿Cómo escribes el texto digital perfecto que atraiga tanto a buscadores humanos como autómatas?
1º Deja de preocuparte tanto por las palabras claves
No me malentiendas.
No estoy diciendo que no haya que escribirlas.
Hay que escribir palabras clave, pero con discreción, y en los sitios adecuados.
Y si alguien te sigue insistiendo en que escribas palabras clave por todos lados, por favor pídeles que se pongan al día en estrategias de redacción de contenidos digital y textos SEO.
Porque todo eso tenía relevancia hace 5 años.
Hoy en día, lo único que vas a conseguir con un texto repleto de palabras clave es un severo castigo de Google todopoderoso.
Así que olvídate de atiborrar tus textos con palabras clave.
Pero asegúrate de ponerlas en puntos estratégicos de tu texto.
► Empieza el título de tu artículo con la palabra clave que quieres destacar
Fíjate en nuestro titular:
“Cómo escribir textos digitales que cautiven a humanos y a Google”.
Una de las palabras clave que nos interesa aquí es “como escribir textos digitales” porque te conocemos a ti, nuestro lector, y sabemos que esa es una de tus preocupaciones constantes: ¿cómo escribir textos online?
Esta vez queremos resolverte el problema que tantos tenemos y encontrar un equilibrio entre el texto redactado para el lector humano y el que atrae a los motores de búsqueda (aunque estamos descubriendo que en realidad no hay tanta diferencia).
► Incluye tu palabra o frase clave en las primeras cien palabras de tu texto
Fíjate como lo hemos hecho, discretamente, sin que tú te dieses cuentas
Supongo que te preguntarás que a dónde voy con ello, que qué tienen que ver los experimentos que describo con la redacción de textos digitales y Google, pero te prometo que tiene su qué, y te lo cuento en breve.
► No te olvides de los subtitulares (H1 o H2) de tu artículo
Te recuerdo cómo lo hemos hecho en este artículo:
¿Escribir textos para humanos o escribir textos para motores de búsqueda?
Satisfycing: cómo escribir para el usuario que siempre va con prisas
2º Extiéndete
Lo sé.
No tienes tiempo, te da pereza, no se te ocurre sobre qué escribir, redactar no es lo tuyo, etc.…
En tal caso, déjalo en manos de profesionales (ejem, ejem).
Pero está demostrado también que Google da preferencia al texto extenso que puede ser fácilmente escaneable.
De hecho, la longitud media de las 30 primeras páginas en el ranking de Google, aumentó un 25% desde el año pasado.
Yo soy testigo de esto.
Como redactora de contenido digital y copywriter, todos mis clientes están empezando a pedir artículos que superan una extensión de 1500-2000 palabras.
Se están terminando los artículos de blog de 250-300 palabras.
Piénsalo. Tiene sentido.
Si un texto online es demasiado corto, es imposible adentrarse en un tema con la profundidad que se merece.
Tú lo sabes, tu lector lo intuye, y Google también.
3º Escribe textos fácilmente escaneables
Un texto extenso tiene que ser un texto que pueda ser fácilmente escaneable.
Porque si les vas a ofrecer 2.000 palabras, tienes que hacerlo de manera que puedan decidir rápidamente que ese contenido es el que buscan, y que no se mueran de aburrimiento intentando leerlo.
Así que te recomiendo que sigas las siguientes pausas, aunque te parezca que vayan en contra de toda lógica literaria:
► Rompe tus párrafos
No hace falta que te diga que un párrafo largo e ininterrumpido no te sirve de nada más que para ahuyentar al lector.
Así que ¡a romper párrafos!
Con frases cortas (como esta).
Y con muchos subtítulos.
Utiliza un subtítulo cada vez que cambies de ideas o introduzcas un tema nuevo.
Porque esta útil herramienta, te ayuda demarcar claramente una sección, agrupar conceptos distintos y ofrecerle al lector la posibilidad de saltar a la sección que le interesa.
► Incluye listas
Las listas son fáciles de escanear.
Pero ¡cuidado!
Tampoco hay que pasarse, una lista larga puede hacerse pesada.
Limítala a cinco puntos o menos.
Estructura la lista por orden de prioridad
¡Pero pon el punto más importante al final! Porque siempre va a asumir que el último punto va a ser el menos importante, aunque tu lector no sea consciente de ello. Y si tú vas y les colocas el elemento más importante e interesante al final, su cerebro va a reaccionar positivamente.
Y tú ganas.
► Dale un descanso a los ojos
Usa paréntesis (incluso cuando escribas algo que no sea una nota al margen).
Separa tus opiniones y comentarios con puntos suspensivos… le dan un momento de reposo al ojo del lector.
Pequeños trucos…
► Reglas gramaticales: ¡juega con ellas!
Cuidado.
No digo que no haya que respetar nuestras normas gramaticales.
Nada de eso.
Pero para mantener al lector humano interesado en un texto de 2.000 palabras, hay que ser un poco astuto.
Podemos, por ejemplo:
- Capitalizar palabras que no se capitalizarían normalmente, pero que Quieras Destacar. Lo siento por los puristas pero la capitalización inesperada ayuda a mantener los ojos y el cerebro del lector interesados.
- Utiliza fuentes más grandes para destacar texto de importancia, así como negrita y el texto de color: ayudarás al lector a ver lo que quieres que vea.
Pero tampoco nos pasemos.
Las MAYÚSCULAS hay que limitarlas: dan la sensación de que estás chillando.
¡¡¡¡Tampoco utilices demasiados signos de exclamación!!!!
No cometas errores ortográficos (esos sí que sacan puntos).
► No justifiques todo el texto
Al escribir textos déjalos alineados a la izquierda. Ese flujo irregular de la justificación a la izquierda hace que tu texto sea más fácil de leer.
No tengas miedo de escribir por debajo de la línea de visión del lector.
Si tu contenido es CAUTIVADOR, al lector no le va a importar desplazarse desplazar.
4º Escribe textos digitales que sean “legibles”
¿Qué es la legibilidad?
La legibilidad es el término que utilizamos en español para traducir los vocablos ingleses “readability” y “legibility”.
En nuestra lengua utilizamos una única palabra para identificar al conjunto de características tipográficas y lingüísticas del texto escrito que permiten leerlo y comprenderlo con facilidad, pero en inglés hacen referencia a dos aspectos del texto digital totalmente distintos: Readability and Legibility.
No pasa nada.
Ya nos entendemos.
A nosotros lo que nos interesa es la estructura lingüística de un texto, con el número y tipo de palabras que usa y la forma en que las combina para formar frases y párrafos.
Porque tú puedes haber invertido muchísimo en la forma y la presentación de tu página web (es decir, en su “legibility”), pero haberlo redactado con un vocabulario complejo, con estructuras sintácticas y gramaticales enrevesadas, que hacen muy difícil su “readability”.
¿Cómo sabemos si hemos escrito una página fácilmente legible para humanos (y consecuentemente para robots también)?
Existen una serie de herramientas digitales basadas en el trabajo del gran Rudolph Franz Flesch, experto en legibilidad austríaco que propuso la fórmula Reading Ease Score (RES)m que evalúan la dificultad de lectura y comprensión de un texto.
Estas pruebas otorgan al texto que queremos evaluar un valor dentro de la siguiente escala de puntos. Cuanto más elevado sea el resultado, más fácil nos resultará comprender el documento:
- 91 –100 Muy fácil
- 81-90 Fácil
- 71-80 Bastante fácil
- 61-70 Adecuado
- 51-60 Un poco difícil
- 31-50 Difícil
- 0-30 Muy difícil
Para la mayoría de los textos digitales, el objetivo es alcanzar un resultado comprendido entre 60 y 70 aproximadamente. Cuánto más nos acerquemos a los grados menores, más dificultad van a tener nuestros clientes en comprender nuestro contenido.
En español, las primeras fórmulas de análisis de la legibilidad aparecieron en la década de 1950 de la mano de Fernández Huerta quien, basándose en la fórmula de Flesch, determina el coeficiente de facilidad lectora de un texto a través de la fórmula:
Legibilidad = 206,84 – 0,60 P – 1,02 F
Donde:
P= número de sílabas por cada 100 palabras
F= número de frases por 100 palabras.
¿Cómo aplicamos esta fórmula a nuestros textos?
Aquí tienes una plataforma donde medir el nivel de legibilidad de tu texto.
También puedes hacerlo utilizando Microsoft Word, pero ten en cuenta que únicamente te va a mostrar el resultado de la versión anglosajona, así que no va a ser muy exacta.
Si aún así te interesa, no tienes más que ir a Herramientas > Opciones > Mostrar estadísticas de legibilidad.
A continuación pones en marcha la función de revisión ortográfica en Microsoft Word (Herramientas > Gramática y ortografía > legibilidad).
¿Cómo mejoras la legibilidad de tus textos online?
- Utiliza un tono conversacional, como si entablases un diálogo verbal con el lector.
- Utiliza palabras y frases cortas.
- Utiliza verbos en forma activa (la pasiva déjala para tus poemas).
- Emplea más verbos que sustantivos.
- Usa un tono de voz cercano y positivo.
- Recurre a palabras que hagan referencia a los cinco sentidos: vista, oído, tacto, olfato y gusto.
- Confía en el Storytelling y narra un relato cautivador siempre que puedas.
¡Casi nada!
Pero ¡has llegado hasta el final!
Has leído un texto de más 3.000 palabras sin notar de forma molesta la presencia de las distintas palabras clave que he desperdigado por todo el artículo (o al menos eso espero).
Y eso demuestra que las estrategias de redacción de contenidos digitales que te he descrito funcionan.
Funcionan para humanos y funcionan para los motores de búsqueda.
No, no tienes por qué ser un copywriter profesional para ponerlas en práctica.
Pruébalo.
Y cuando tengas tu artículo escrito, léelo en voz alta.
¿Tiene un tono parecido al que utilizarías al hablarle a un compañero de confianza del trabajo?
Adelante.
Vas por buen camino.